¿Qué mejor manera de celebrar un congreso de áridos como el nuestro que con un homenaje a la misma roca? Esta es la idea principal tras Petra, una exposición de fotografía que trata de ver el centro de nuestro sector, nuestra materia prima, y las canteras como fuente de inspiración artística. Con este fin Íñigo de Amescua, fotógrafo y periodista miembro del equipo de Federación de Áridos que organiza el VII Congreso Nacional de Áridos, ha recorrido veinte canteras andaluzas en las que ha fotografiado aquello que más ha iluminado su mente y su objetivo. El resultado es Petra (piedra en latín), una serie de imágenes que mezclan la naturaleza con la abstracción para dar lugar a piezas de una naturaleza casi escultórica que envuelven a aquel que las observa.

En esta exposición la roca es la protagonista. Sus colores, sus formas, sus texturas. También su importancia como herramienta, su capacidad para hacernos imaginar, su poder para la sugestión. Además, las imágenes de la exposición tendrán una segunda vida tras el Congreso Nacional de Áridos ya que se subastarán para, con los fondos obtenidos, apoyar alguna de las iniciativas de ayuda con las que colabora el VII Congreso Nacional de Áridos.

Durante toda nuestra historia, la humanidad entera ha reverenciado la roca de diversas maneras. Ha sido, y es, una herramienta vital para nuestra supervivencia, un símbolo religioso, un objeto de inspiración, un herramienta para la meditación, una imagen de los dioses. Así, en la tradición china, se desarrolló el concepto de gongshi, rocas de los eruditos o rocas para admirar, a las que se atribuyeron capacidades tales como finura, apertura, perforación y plegado. En ellas se aprecia su asimetría, su resonancia, su parecido a determinados paisajes, su textura. Su capacidad de sugestión lleva, incluso, a que pintores, calígrafos y dibujantes las hayan plasmado en papel y a que poetas escriban sobre ellas. Algunos incluso creen que algunas de ellas tienen alma propia.

Los coreanos y los japoneses, construyendo sobre esta tradición elaboraron su propia filosofía al respecto creando los conceptos como el suseok (coreano) o el suiseki (japonés). Con esta palabra se califica a determinadas rocas naturales apreciadas por su belleza y por su capacidad de evocación. Son el centro de las habitaciones principales del hogar, combinadas con bonsáis, y de jardines secos (karesansui) como los que se pueden encontrar en los templos zen.  La tradición judeocristiana de la que somos herederos también atribuye a la roca un papel importante como símbolo de (fuerza, estabilidad, fe), de santos como Esteban o Pedro (cuyo nombre mismo es piedra), incluso de la misma divinidad.

Sumérgete en la roca, en estas imágenes y en nuestro próximo VII Congreso Nacional de Áridos de Córdoba en octubre de 2025.